PartEres nace como iniciativa de aprendizaje práctico desde la formación en Partería de la Universidad Libre y Rural de Asturias (ULRA).
Las razones y el impulso que nos lleva a generar una universidad de carácter popular vienen de la crítica ya construida que tenemos hacia la escolarización y la enseñanza. Nos cuestionamos por qué han surgido en los últimos años en el estado español tantos proyectos que contemplan formas de aprendizaje diferente en la infancia y sin embargo no existe apenas una propuesta de aprendizaje y formación basada en la misma idea para la sociedad en general como podría ser una universidad libre, que no excluye a la infancia sino que incorpora el resto de edades generando un espacio de aprendizaje intergeneracional.
Las universidades (tanto estatales como privadas) son la última fase de formación del sistema educativo, son megainstituciones de control social del conocimiento. La formación dentro de la universidad es autoritaria y jerárquica, ensalza la ciencia como metodología y búsqueda de una verdad construida dentro de los mismos esquemas en los que se inscribe y nutre: la Academia.
La Academia promueve la competitividad y la propiedad intelectual privativa. El conocimiento es limitado para que se considere un bien escaso por el que competir, sin embargo cuando el conocimiento es colaborativo se genera algo mucho más potente pues en lugar de haber una persona investigando, pueden haber hasta miles de personas uniendo sus capacidades.
Las que hemos malgastado nuestro tiempo en las universidades convencionales coincidimos en que el camino que nos obligaron a seguir era desilusionante, no aprendíamos apenas nada de la potencialidad de conocimiento que se nos “vendía”, lo poco que se aprendió hubiera podido aprenderse en muchísimo menos tiempo, los exámenes, los trabajos, etc. resultaron ser formas de evaluación de nuestra obediencia y nuestra ortodoxia, y la libertad que se nos prometía a la hora de investigar estuvo ausente: todos los temas y formas de investigar que se salieran del estrecho camino normativo no eran válidas, se aconsejaba no continuar, se modificaban y reconducían hasta que entraran en los cánones. Y al final te daban un título, un papel vacío de sabiduría.
Nos propusimos por tanto crear una Universidad Libre y Rural que nos sirve realmente para aprender y que combata la titulitis burócrata en la que estamos inmerses.
Es libre en el sentido metodológico y en su contenido. En su contenido porque, si bien las formaciones que surjan pueden dedicarse a temas tan tradicionalmente académicos como la informática, economía, ingeniería, salud, arquitectura, historia, etc. el enfoque no atiende al academicismo cientificista estatal-capitalista que castra y limita el conocimiento a lo que es funcional para mantener el statu quo intacto. Se trata de tener una visión completa de la materia, un espectro de sabiduría sobre el tema, conocer desde todas las aportaciones personales de quienes se embarquen en el estudio, es decir, aprender interdisciplinariamente más allá de perspectivas occidentales, comerciales y opresivas.
Pero además la ULRA no sólo amplía la visión de las materias tradicionalmente académicas sino que incluye la formación de conocimientos que en nuestra sociedad han sido menospreciados por las universidades convencionales como pueden ser artesanías, los llamados “oficios”, artes en toda su diversidad, etc. No hay límites, se trata de emanciparnos de las estructuras estatales a la hora de formarnos en cualquier aspecto y, como consecuencia, las formaciones resultan ser más completas, más inclusivas, más útiles y más alegres.
En el otro sentido, la universidad es libre por su metodología. Se trata de aprender de forma autodidacta colectiva. Considerando que toda persona es fuente de conocimiento, no existe por tanto la necesidad de seguir con el esquema docente-alumnado sino que las ganas de aprender lleven a grupos de personas con intereses afines a formarse participando todas de los aportes de las singularidades de quienes componen el grupo y a nutrirse de todas ellas al mismo tiempo. Esta manera no excluye la posibilidad de que el grupo busque personas que puedan tener gran conocimiento en algún tema en concreto y le planteen funcionar como “maestra” o guía en un momento determinado.
Lo rural viene de la necesidad de romper con la urbanización de las conciencias y la centralización física de todos los medios y servicios en las urbes generando que estas sean cada vez más monstruosamente inhumanas. Este sistema estatal-capitalista que limita con su academicismo el conocimiento, es el mismo que crea ambientes tan insostenibles como las ciudades (cada vez más metrópolis o megalópolis) y sobrevive gracias a ellas, es en las ciudades donde necesita hacinar a la población y dejar el medio rural vacío para poder dominarlo sin obstáculos, es en las ciudades donde únicamente tienen cabida sus catedrales del consumo que son los centros comerciales de los que se nutre, son las ciudades las que crean ciudadanes y no vecines, individuos y no personas. Recuperar lo rural por tanto es parte de esta búsqueda de emancipación de las estructuras impuestas, recuperar lo rural es diversificar los espacios de encuentro y de recursos en lugar de centralizarlos, es generar vidas a escala humana, a escala colectiva, a escala ambiental.
Por suerte la ULRA nace en un momento en el que en Asturias la movida está en los pueblos, concejos rurales enteros están en plena efervescencia y en sentido práctico la ULRA se ha visto más acogida en esos espacios rurales que en las ciudades (aunque no por eso ignora que en las ciudades asturianas hay proyectos y luchas amigas). Nos parece por tanto que así se añade otro toque más transgresor a esta universidad, no sólo es libre, sino también rural.
Septiembre 2018