Ciclos lunares

Nuestra naturaleza es cambiante, cíclica, en constante transformación. La casa-cuerpo que habitamos, nuestro hogar, posee una sabiduría ancestral que en muchas ocasiones descuidamos. Está en nuestra mano tomar responsabilidad de ella ya que sólo de esta manera podremos vivir de forma plena y consciente con nosotres* mismes. El sangrado es, quizás, una manera en que el cuerpo hace visible la naturaleza cíclica. Pero no podemos reducirlo solo a eso ya que fluctuamos con hormonas, energías, lunas, estaciones, mareas…

Cada ser que habitamos este planeta es únique, somos diverses por eso vivimos nuestro ciclo de manera distinta. Acontecen en nosotres diversas transformaciones a las cuales debemos estar atentes para comprendernos profundamente, habitarnos y sanarnos. Nuestra ciclicidad cambia así como nuestra vida. No es lo mismo cómo la percibimos y vivimos durante la infancia o adolescencia, cómo nos sentimos durante embarazo o lactancia, cómo transitamos distintos momentos y procesos vitales…

Igual eres hombre y menstruas o eres hombre y no menstruas, puede que leyendo esto te preguntes si tú también eres cíclico. Claro que sí. Erika Irustra, pedagoga menstrual, te habla de ello en su blog, El camino Rubí.

A la medicina alopática o convencional, no le interesa nuestra ciclicidad ni tiene ningún interés en estudiarnos a fondo y menos que nosotres aprendamos de ella. Nos medicalizan, insensibilizando el cuerpo en vez de buscar la raíz de nuestro dolor.

La cultura donde vivimos también es claro reflejo de cómo vivimos nuestra ciclicidad. Nuestra cultura occidental resta importancia a nuestros procesos vitales y la transición entre ellos. La menstruación se ve como un «problema» y sigue siendo un tema tabú, socialmente estigmatizado y ligado al dolor y a la suciedad. Diana Fabianova, autora del documental La luna en ti, habla muy claramente del tabú de la menstruación:

Todas esas llagas en relación a nuestros cuerpos nos escuecen y librarnos de ellas requiere mucho coraje e infinita paciencia. Como dice Pabla Pérez San Martín en el Manual introductorio a la ginecología natural:

la sangre limpia nuestras energías, es necesario cuidarla y vaciar de nuestra útera/corazón el dolor que ha atormentado nuestro equilibrio, limpiarnos de las oscuras palabras, imágenes y tabúes que no nos permiten valorar nuestra propia naturaleza. Necesitamos emprender un recorrido hacia nuestras profundidades con nuestros sentidos expandidos, apropiarnos de los espacios que nos han sido usurpados y recuperar mucha sabiduría que aún permanece silenciada dentro de nosotras mismas”

El autoconocimiento nos da una imagen clara y fiel de nuestro cuerpo. Vivir nuestra ciclicidad de manera consciente es una de las mejores herramientas que tenemos. Ninguna ciencia nos podrá ofrecer jamás datos más auténticos que los que nosotres mismes podamos obtener de nuestro autocuidado y observación diaria.

Hay muchas maneras de hacerlo y es tarea de cada une elegir con los métodos con los que nos sintamos más agusto. Puedes llevar un registro en tu calendario, hacer un diagrama lunar, una agenda donde escribir lo que sientes, puedes tomarte la temperatura basal, observar el moco cervical e incluso autoexplorarte y saber cómo está tu cervix en cada fase… O igual decides integrar todas estas prácticas en tu día a día para ir conociéndote más. Las chilenas bacanas de MIAU (Movimiento Insurrecto para la Autonomá de Una misma) te explican de maravilla el ciclo menstrual y métodos para observarlo tu misma.

Necesitamos recuperar ese poder natural y esa sabiduría que nos brinda nuestro cuerpo, nuestra ciclicidad y nuestra sangre. Fluir con ella a nuestro propio ritmo. Escucharnos, observarnos y mimarnos para entendernos. Vivirnos plenamente para sanarnos.

Quizás te apetece leer más sobre el tema, por lo que te dejamos aquí algo de bibliografía que te pueden servir y algunos enlaces interesantes con los que seguir descubriendo el asombroso mundo cíclico que te habita.

Agosto 2018

LENGUAJE INCLUSIVO