Hace más de 20 años decidí ser madre, algo dentro de mí me decía que era el momento, y mi compañero estaba de acuerdo. Busqué una mujer que me acompañara , para mí no era una opción recibir a mi hijo en un hospital. Mi madre y mis abuelas habían parido en sus casas acompañadas de otras mujeres ¿por qué yo no? Pues supongo que porque tenía que aprender algo con la experiencia de un parto hospitalario por traslado, aunque fuese confirmar todos mis recelos de estos lugares para pasar momentos tan íntimos.
Mi segundo hijo, nació en casa, con la seguridad y la tranquilidad que necesitaba.
Unos años más tarde estudié enfermería, con la idea de convertirme en matrona y poder acompañar a mujeres en sus partos.
En el 2013 conocí a Valle y con ella inicié mi andadura del mundo de la partería. He aprendido y desaprendido mucho en todo este tiempo.
Yo no quiero llegar a ser la experta que ofrece sus conocimientos, me veo más en el papel de la observadora , acompañante del camino. Si vuestra opción es buscar alguien que os diga lo que tenéis que hacer , no contéis conmigo. Las expertas sois vosotras, ¿quién puede saber más de vuestro propio cuerpo?
A que no os planteáis que alguien os diga, como respirar, que sentir o como debéis moveros en vuestra vida diaria ¿por qué deberían de hacerlo durante el parto?
Siento cada parto en el que he estado, como un regalo para mis sentidos. Las imágenes, los olores, la sensación de plenitud y de amor… Cada uno de ellos ha sido distinto, porque cada mujer es distinta.
Enma, Gijón, Julio 2018